A mediados de la década de 1990, científicos de la Universidad de Parma, en Italia, hicieron un descubrimiento tan novedoso que cambió la forma en que los psicólogos analizan el cerebro. Después de que los investigadores implantaran electrodos en las cabezas de los monos, notaron una explosión de actividad en la corteza premotora cuando los animales agarraban un trozo de comida.